Healing
Me reía de tanto healing, ¿qué tienen que necesita tanta cura? Y ahora soy yo quien necesita curarse, curarse de esos cinco minutos en coche en silencio, curarse de ese abrazo, curarse de ese no beso. Qué difícil es juntar la cabeza con el corazón, es como frenar y acelerar a la vez, una explosión que no se puede controlar. Conoces a una persona, a un alma gemela, cada día identificas más cosas en común y más guiños de que una red de conexiones te van atando invisiblemente, más allá de preferencias y prejuicios, como un rompehielos que atraviesa el polo norte, desbaratándolo todo, dándote esa paz, creando espacios y momentos únicos en los que fluyes, en los que te encuentras. Y te debates entre pensar que sucede porque está ella ahí, o porque está ella compartiéndolo contigo, cuando lo que hace es sacar tu mejor yo, tu esencia, es un catalizador de tu ser, y quizás solo eso, pero tu lo tildas de más cosas, le trasladas esa carga enorme que nadie puede soportar, ni tu mismo puedes. Y entonces crees razonar, y te calmas y coges perspectiva, y valoras lo que tienes para no joderlo, pero en 5 minutos, tan sólo cinco, esa canción vuelve a sonar, y llega el silencio, y los centímetros que parecen kilómetros, y sientes que ya está, que se acabó la razón, que no puedes guardar más tu secreto, que todos los lugares del mundo en los que te gustaría estar se reducen a esa mínima distancia. Y hablas, desde muy adentro, pero el boomerang se va, y quien sabe si regresará.
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2022